Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en la https://philipflxm877374.dbblog.net/11692010/el-cabezazo-de-zidane-causas-ocultas